EL EMPODERAMIENTO:
un encuentro con nosotras mismas

Dedico este primer blog a la razón de ser de este proyecto, el empoderamiento personal y colectivo de las mujeres.

EmpoderatA es ese grito de guerra que nos permite tomar el poder de nuestras propias vidas. Sí, en femenino, ya que este es y será un espacio de crecimiento personal para nosotras, para nuestros sueños, nuestras dificultades y nuestras salidas.

El comienzo de mi compromiso vital

Para empezar, a mí me gustaría hablar del término empoderamiento. Suena bien y es una idea que se asocia en gran medida a las mujeres, “empoderamiento de mujeres”, pero este hecho no es del todo positivo si vamos a la definición misma del término.

Empoderamiento: Acción y efecto de empoderar (hacer poderoso a un desfavorecido).

¿Cómo? ¿Entonces las mujeres estamos desfavorecidas para que alguien tenga que empoderarnos? Pues sí, ya que empoderar según la RAE significa “Hacer poderoso o fuerte a un individuo o grupo social desfavorecido. Dar a alguien autoridad, influencia o conocimiento para hacer algo”.

Si os parece, vamos al origen o cuando se asoció ese término a las mujeres.

Fue en 1995, en la IV conferencia mundial de la mujer en Beijing. Ahí se acuñó este término que proviene del inglés, empowerment.

Aunque no estuve, sí conozco a muchas mujeres que participaron ya que participé en la campaña de comunicación de la conferencia.
¿Te suena alguien en la foto? Así es: la tercera de la derecha. Esa veinteañera de la segunda fila soy yo, aunque con poca resolución por los años que han pasado. Aquel fue el momento en el que comenzó todo y que cambió mi vida para siempre. Pero no nos desviemos del tema.

¿El empoderamiento es una moda?

En esta cuestión que tanto me apasiona, hay algunos elementos que no me gustan demasiado. Uno de ellos es el hecho de que tengan que empoderar a las mujeres. Quizás solo bastaría con que no nos discriminaran y que el mérito y la capacidad fueran los factores que marquen la igualdad y la justicia social. Creo que nadie tiene la autoridad y la capacidad de empoderar a ninguna mujer si no lo hacemos nosotras mismas.

Pero si hay algo que me molesta verdaderamente es que todo el mundo sepa que es una mujer empoderada. Una mujer empoderada no es una señora, estupenda, subida en unos tacones, al frente de una compañía, ayuntamiento o cátedra universitaria. Yo en realidad no os podría describir qué es ser una mujer empoderada. En mi opinión, se trata de un proceso colectivo y social, por una parte, y un hecho íntimo y personal que se produce en el interior mismo de la persona.

Las mujeres no somos un colectivo, somos más de la mitad de la población mundial, pero sin embargo no tenemos la mitad de la riqueza y del poder en el mundo. Ante esta situación, sí que es cierto que una alianza colectiva es lo que puede tener más impacto en el desarrollo de las mujeres en su conjunto.

Pero es el aspecto individual, de cada una de nosotras mismas y nuestras peculiaridades, la esencia misma de EmpoderatA.

Es la toma de conciencia de la situación que vivimos. Qué deseamos conseguir, por donde queremos caminar y con qué contamos es lo que nos ayudará a sentir que hemos tomado el poder sobre nuestras vidas. Solo así nos podremos sentir a nosotras mismas, mujeres empoderadas.

¿Estás lista? ¡Comenzamos!