Deja atrás a la mujer que debes ser
No hay un molde en el que quepamos todas

Las mujeres siempre hemos estado encorsetadas en modelos sociales muy estrictos pese a ser muy diversas. Acuñar como debemos ser, comportarnos, vivir, etc. nos ha obligado a pasarnos la vida intentando atrapar aquello que se tenía reservado para nosotras. Ese modelo de mujer idealizado e inalcanzable que buscaba en todo momento sostener un sistema social.

En él, las mujeres cuidamos de los demás, somos casi infalibles, nos conservamos eternamente jóvenes, somos capaces de renunciar a nuestros proyectos personales, actuamos con una gran fortaleza ante las adversidades. Además, perdonamos, organizamos nuestra casa y la familia, resolvemos conflictos con una sonrisa y hacemos todo lo que está previsto para nosotras hasta encontrarnos, con el paso de los años, profundamente vacías y solas.

El Consultorio de Elena Francis, en realidad, era un hombre

Y es que las formas de moldear a las mujeres nos han llegado por tierra, mar y aire. Aunque las más jóvenes no lo conocieron, existió un manual de la buena esposa. También un famoso consultorio para mujeres durante el franquismo, Elena Francis. En realidad, quien escribía los guiones era un periodista, escritor y crítico de toros y estuvo detrás de ese personaje hasta 1984. Durante 36 años y con una duración de 30 minutos, “El consultorio de Elena Francis” era un espacio radiofónico matinal femenino donde a las mujeres nos decían cómo debíamos actuar, sentir y pensar.

 

 

 

Una voz de mujer serena y aterciopelada pronunciaba las directrices masculinas con consignas como: la indisolución del matrimonio, la aceptación de los malos tratos y las infidelidades, y donde los fallos y errores nos eran adjudicados por sistema.

 

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Cómo romper los estereotipos de género

Esposas y madres abnegadas, listas, trabajadoras de su casa, sexys, bien cuidadas, polivalentes, dispuestas a admitir las necesidades de los demás. Cuidando de nuestras parejas, criaturas, familia, jefe, equipo de trabajo, amistades, … siempre con una sonrisa.

Modelos que nos han generado culpa a lo largo de toda nuestra vida, por no llegar a ser lo que se espera de nosotras, por no ser perfectas. Estructuras en las que era imposible encajar y que nos han generado multitud de problemas relacionados con el equilibrio mental y la infelicidad.

A lo largo de mi vida profesional he dedicado todos mis esfuerzos para que las mujeres puedan liberarse de ese “cómo debemos ser” que limita por completo nuestra manera de estar en el mundo.

5 pasos para dar un giro a tu momento vital

Da igual la edad que tengas, lo que hayas hecho, las circunstancias por las que hayas pasado, a quien tengas a tu alrededor, dedícate tiempo. Tiempo para analizar cómo te sientes, qué necesitas, cómo quieres seguir adelante. Tiempo para pensar en tus proyectos, en lo que te hace feliz y cómo vas a ponerlo en marcha.

No olvides que las mujeres, afortunadamente, somos muy diversas, y por lo tanto, los modelos nos van a dejar casi siempre fuera. Normas estéticas, normas de comportamiento, normas como parejas, normas como madres, normas como trabajadoras, normas, normas y normas. Las personas nos comportamos y sentimos distinto y esa es la gran riqueza de la humanidad. Por lo tanto, actúa como quieras o, mejor dicho, actúa como puedas que es un término más real. Con tus talentos, tu personalidad, tus habilidades y, aunque siempre es bueno trabajar sobre áreas mejorables, reconócete y reconcíliate contigo misma.

Para lograrlo es clave:

        1. Dedícate tiempo: tiempo para encontrarte contigo misma, para descubrir lo que sientes, lo que necesitas y lo que verdaderamente te hace feliz.
        2. Dejar la culpa atrás: nos sentimos culpables por hacer y no hacer, por cuidar y abandonar, por reír y por llorar. La culpa al igual que el miedo puede paralizarte e impedirte cualquier movimiento.
        3. Da pasos cortos y asumibles para que después puedas correr una maratón. No mires hacia lo que te genera más dificultad. Ve haciendo pequeñas cosas que antes no hacías y por favor, disfrútalo, evidencia que lo has hecho, que lo has logrado.
        4. Imagina el final para establecer las metas, pero céntrate en el proceso. Hay que vivir el camino, quizás la meta no es lo que esperamos. Así podrás modificar tu horizonte y cambiar de rumbo si descubres algo más motivador en el transcurso de vivir.
        5. Cuenta contigo, busca lo que tú puedas alcanzar por ti misma, aunque lo hagas en compañía. Hay que ser conscientes de que los demás no siempre buscan, quieren o valoran lo que nosotras queremos. Ser autónoma te hace libre, aunque no estés sola.

Inténtalo y si no puedes, pide ayuda profesional.
Caminarás sola.